jueves, 22 de marzo de 2007

ONCE CUADRAS DE RAZONES


¿Quién hubiera dicho que la madurez ciudadana llegaría a Río Gallegos durante el reinado K?
Ayer por la tarde miles de personas se nuclearon en Roca y San Martín bajo diferentes banderas, pero con un solo fin: reinstalar la dignidad en Santa Cruz.
Once cuadras ocuparon autoconvocados, docentes, jubilados de la administración pública, municipales, hospitalarios y durante esas once cuadras la gente acompañó con aplausos a su paso, dando una palmada de apoyo ante tanta necedad por parte de sus gobernantes.
Quizás la repercusión más importante sea que en tierra del Presidente las cosas no están tan bien y los reclamos forman parte del paisaje sureño como en tantos lugares de la Argentina.
Pero acá, en Río Gallegos, la lectura es diferente. Los Nyc sabemos que no es fácil movilizar a tanta gente endurecida por el clima y acostumbrada a caminar mirando para abajo. Solo una impronta como la que se está viviendo merece la pena dejar la comodidad de un hogar, para lanzarse a las calles al ritmo de cacerolas y pedir que se los escuche.
Más firme se tornó la protesta cuando entre los oradores estuvo el obispo Juan Carlos Romanín, hombre que supo plantarse ante la multitud para enaltecer la lucha y fortificar los reclamos justos, dándole entidad a las medidas de fuerza desplegadas hasta el momento.
Otro momento culmine de la marcha fue cuando al entonar el Himno Nacional, unánimemente se alzaron las manos entrelazadas de todos y fueron creando una enorme cadena humana, como un gesto necesario para darse fuerza mutua y reafirmar la presencia del otro en el mismo instante en que la garganta se hacía un nudo y con una bronca apaisada se cantaba la canción patria.
A pesar de la sordera gubernamental y la represión interna que sufren muchos empleados en relación de dependencia, cada semana el número de manifestantes se engrosa desde que el gremio docente inició las medidas de fuerza a principios de marzo.
Más allá de los números oficiales y extraoficiales lo cierto es que hubo gente a la que nadie arrastra así nomás; una demostración de autoconvocatoria genuina y una clase de democracia ejemplar.
No se puede hablar de un grupo minúsculo cuando quedó a las claras la magnitud de la movilización; tampoco se puede ignorar que, si bien la lucha comenzó por un reclamo salarial, hoy se sumó la ciudadanía a pleno sin distinciones.
¿Qué otra demostración necesita el Estado provincial para darse cuenta que tiene prendido fuego el patio?
Como reclamó ayer el Obispo: “Los encargados de articular los medios para sostener la democracia, deberán ofrecer una mesa de diálogo en la que encuentren una solución rápida, justa y duradera”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Déjenos su comentario y en breve será publicado. No es necesario tener un perfil público o correo electrónico. ¡Gracias por participar y formar parte!