Votar con Conciencia y no por Conveniencia

Con diversas manifestaciones de los trabajadores y la toma de la calles como modo de protesta durante los últimos meses, en Santa Cruz se desempolvó el «compromiso», la «actividad social» y el «pluralismo político».
Hoy la vía pública se pinta de fiesta democrática y hace alarde de las numerosas opciones ofertadas al electorado, en pos de dar continuidad a una forma de hacer política totalmente desgastada o arrojar agua fresca y alcanzar un cambio en una provincia gobernada por el PJ desde 1983.
“Las continuidades no son buenas” escuché decir por ahí. Es cierto, como también algún Primer Mandatario expresó: “Los hombres son buenos pero vigilados son mejores” y seguramente habrá que abrir más los ojos para no incurrir en los mismos errores.
De nuevo la ciudadanía se enfrentará a la decisión que le pesará durante cuatro años y que, al parecer, es la única manera de resolver el entramado que durante más de 17 años se viene pergeñando y que engrosó los bolsillos de numerosos “palos blancos” que, disfrazados de funcionarios, solo persiguieron el objetivo de ser leales a la causa del Gran Pingüino. ¡Claro! Nada es gratis y ser el vasallo del Rey tiene su recompensa.
La sorpresa para todos fue que ante un escenario candente surgieron nuevos personajes en el ámbito partidario y trajeron nuevos aires a las vetustas ideas que ya no causaban efecto en su aplicación y de poco encanto ante un electorado cada vez más despierto y exigente.
Pero como ya hemos reiterado en ésta página, vale la calidad y no la cantidad y si bien el sistema democrático se sustenta en la validación del voto, no necesariamente es la única herramienta con la que cada ciudadano cuenta para ejercer sus derechos, porque también hay obligaciones que implican comprometerse, actuar y pensar en función del bienestar común.
La sociedad se compone de todos y el próximo gobernante deberá gobernar para todos, ese será el mandato que le otorgará la legitimidad del sufragio. Ahora, si su llegada al poder solo es un eslabón más en la cadena de corrupción y se transforma en un títere más que solo tenga como obligación atender el teléfono con conexión directa en La Rosada, ése será echado a patadas por el mismo pueblo que continúa pidiendo justicia y que cansado y aturdido les dio una nueva oportunidad de enmendar sus errores. Que el clamor popular se haya calmado, no significa la resignación y el olvido.
Por más que algunos les pese los logros de los trabajadores en tan solo unos meses fueron muchos ante un Estado sordo, ciego y mudo que solo los apalea y balea para imponerse ante ideales firmes y convicciones bien puestas que desde las entrañas mismas de las fuentes laborales se elucubraron. Ahora queda la última estocada: Votar a conciencia y no por conveniencia.
Cuando las necesidades son muchas y los reclamos viejos, en las campañas electorales mágicamente aparecen las soluciones y a veces se trataban de cosas simples de la vida cotidiana que con un chasquido de dedos se podrían haber resuelto en tiempos más cortos. Tal es así el caso de gente que durante años estuvo esperando que se le diera la oportunidad de obtener una casa digna donde habitar junto a su familia y la de muchos otros que solo necesitan un envión para seguir adelante. Pero es usual que los que abusan del poder conferido por el pueblo, utilicen los recursos del Estado sin ningún tino ni igualdad de oportunidades y elijan a dedo quienes serán los merecedores de tales beneficios ¡He ahí el Clientelismo en todo su esplendor! Eso es lo que genera mayor chatura en la población en detrimento de las oportunidades y el crecimiento intelectual de cada individuo. Eso es lo que oprime y quita la Libertad al Hombre.
“Cada uno debe consumir lo que produce” retumba desde lejos la frase que de haber sido aplicada con seriedad, seguramente hubiera dado otros frutos y no la eterna disputa que internamente se dirimen los militantes del Partido Justicialista que solo provoca más daño a una Nación devastada por tanta mezquindad arbitraria.
En tan solo 18 días los electores tendremos la oportunidad de cambiar algo, de renovar las esperanzas y de hacer uso una vez más del sistema democrático que tantas vidas se cobró en su ausencia.
Son ocho las categorías a las que hay que ponerle un nombre:

1. Presidente y Vice
2. Gobernador y Vice
3. Diputados Nacionales
4. Diputados Provinciales
5. Diputado por Pueblo
6. Representante del Pueblo en el Consejo de la Magistratura
7. Intendente
8. Consejales

Todos ellos debieran rendir cuentas antes de asumir y una vez cumplido su mandato. Esta vez ¿Será así?