viernes, 10 de abril de 2015

¿Esta es la postal que queremos?


Lo peor que le puede pasar a nuestra Argentina es la naturalización de la violencia. Ayer, la población de Caleta Olivia fue testigo, una vez más, de actos delictivos de la mano de internas de poder cuyos lazos roza al mismísimo Gobernador vinculado al costado más oscuro de la militancia sindical.
Un jóven de 24 años perdió la vida en la vía pública por formar parte de una balacera entre facciones de dos gremios fuertes que se disputan el lugar dentro de una estructura perversa que jamás debería manejarse así, apañada por quienes dicen conducir los destinos de Santa Cruz.
El Gobernador Peralta se encontraba en aquella localidad de la zona norte santacruceña cumpliendo con su agenda de campaña proselitista, un tanto anticipada y con recursos de "todos y todas", algo que debió suspender por los aberrantes hechos que en ese mismo momento transcurrían. 
En horas de la tarde dio una conferencia de prensa junto al Jefe de Policía para intentar explicar lo que ya todos sabemos, con vanos intentos de mostrarse moderado ante semejantes acontecimientos, solo esbozó lo que a su parecer fue una gresca entre gente que no se pone de acuerdo. Fue enfático ante la presencia inusitada de personas armada por las calles, algo que no condice con las características de las "guardias pretorianas" vistas por todos y alimentada por éste Gobierno. 
Se habla de zonas liberadas, de un intento de atentado, de pases de facturas, de peleas internas, cuando esto se les está yendo de madre. El monstruo que ellos mismos alimentaron ahora anda sin control, generando caos,  aterrorizando a la población.
Atrás quedaron las promesas de una Santa Cruz mejor de la mano de Nación - Provincia - Municipio. Hoy solo somos testigos del despilfarro, de las migajas enviadas en camiones para todo fin (salud, dientes, anteojos, verduras y carne), de los despojos que dejaron sucesivas reelecciones municipales que no tienen a quien echarle la culpa más que a ellos mismos. 
El Gobernador Peralta se buscó solito sus secuaces y ahora le cobran que los está dejando fuera de la repartija, después de tantos años de lealtad (entiéndase "trabajitos sucios" en beneficio electoral), algo que éste Gobierno tomó como norma implícita para aleccionar a quienes osen alzar la voz a plena luz del día.
Tanto se habla en estos tiempos de fin de ciclo de las tareas de espionaje, pero casi nadie aclara que cada Provincia mantiene un servicio dispuesto a vigilar a dirigentes gremiales y "gente peligrosa" para los fines turbios que desde la más alta cúpula gubernamental se esgrimen. Se han conformado en verdaderas mafias dispuestas a todo.
Numerosas protestas se concretaron en tierras pingüinas en diferentes climas sociales, mediante asambleas, retenciones de servicios, huelgas, juntada de firmas, todas acciones que respetan los mecanismos democraticos para reclamar lo que se considera justo. Pero siempre sonaron los nombres de un par de gremios relacionados a actos de violencia, a golpizas, a desatinos, a balas, a patotas a drogas y descontrol. Nunca fueron castigados ni internamente ni por la Justicia.
Aires de revancha circulan por diferentes ámbitos, nada bueno puede emerger de ello. Se requerirá algo más que discursos y buenas intenciones para frenar lo que supieron trabar con tanta calaña 

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