Es lamentable el discurso que manejan los posibles candidatos a diversos cargos electorales ¡Dan pena! ¡Damos pena! Desde la inacción, el silencio a soslayar el tema. Pasan cosas a nivel nacional y pasan muchas otra a nivel provincial.
Los radicales se sacan los ojos entre ellos y el supuesto líder que encabezará las listas en 2015 no ha emitido opinión sobre ninguno de los acontecimientos ni locales, ni provinciales, ni nacionales.
Propios y ajenos están en otra. La gente tiene avidez de información pero también quiere saber qué piensan hacer, qué están proyectando, qué acciones inmediatas implementarían. Ninguno responde, ninguno se muestra y los que tienen la manija andan por ahí, haciendo de cuenta que están en campaña con la guita de todos y todas.
El hospital de Gallegos se cae a pedazos, hace años que no hay insumos, los profesionales médicos se van en busca de mejor paga y calidad de vida, algo que en éstas tierras no existe.
Los edificios educacionales son los mismos de hace años, solo que ahora en cada uno funcionan entre tres y cuatro establecimientos a la vez. No alcanzan los bancos y la calidad es cada vez más baja.
No se han construido más viviendas, más o menos, desde que el tuerto pasó a mejor vida y les colapsó el tema habitacional, algo que dejaron agarradito de los pelos para que lo arregle otro.
¡Qué decir de la Municipalidad! Nada funciona pero el ingreso de personal no cesa y las críticas hacia el cabezón Cantín tampoco.
En Caleta Olivia, segunda ciudad en densidad poblacional de Santa Cruz, debería cambiar su nombre por el DEKADENCIA. Los reclamos por el agua ya ni siquiera ocupan un espacio en la agenda política. No tienen agua, las calles se les inundan, el gas escasea, la vivienda falta, la inseguridad escala a niveles caóticos y la corrupción de su gobierno municipal es estrepitosa. Nada pasó con el pedido de desplazamiento al intendente José Córdoba y nada pasará.
La Cámara de Diputados -que nada tiene de Honorable- está compuesta por una barra brava y un par de opositores. Un puñado de delincuentes que cobras frondosos sueldos y que dicen representar a todo un Pueblo. Claro que si, la culpa es nuestra, la culpa es suya señor lector, porque cuando llegan las elecciones y hay que votar diputados nadie se acuerda que son los que van a imprimir las normas que para seguir adelante, que cada cosa que estos energúmenos hagan dentro del recinto regirá nuestras vidas y prefiere irse a pasear al país vecino al grito de ¡Qué vivo que soy, los cagué! Si, muy vivo, despues nos pasamos cuatro años mirando cómo se reparten la guita, como la Cámara pasa a ser una escribanía que legitima lo que se le ocurre al Ejecutivo ¡Somos vivísimos!
Al menos hace un tiempo atrás te decían: "Hay que esperar las elecciones, esto va a cambiar", algo que de un tiempo a esta parte ya no corre más, porque llevamos una década de desidia, de inacción, de peleas intestinas, de viejos reclamos sin resolver, de cúmulo de problemas y de getas impresentables repetidas.
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