Mucho se habló de la nómina de poderosos que compraron dólares en octubre de 2008. Acá la publicamos:
Al parecer, eso de "el que compra dólares va en contra del país" y ese tipo de cosas que siempre se dijeron para contrarestar el creciente impulso de detener la inflación de bolsillos flacos, no va para los que sí manejan grandes fondos y que después envenenan al pueblo con mentiras como: "quieren desestabilizar la Argentina".
Quizás lo de Kirchner sea anecdótico pero lo que queda claro es que hace rato nadie apuesta por el país y el costo de vida está cada vez menos accesible. Los que llegan al poder político se despiden de su cargo enriquecidos y sin culpas, nadie los persigue ni los perseguirá. Las tasas de interés dejaron de ser onerosas para los pequeños ahorristas y el dolar se disparó con intenciones de acomodarse según más le convenga al Jefe.
Siguen gobernando con operaciones de prensa ridículas, dignas de "Alicia en el país de las Maravillas", poniendo en la agenda de los medios el tema Malvinas o la Economía en primer grado, como si no supiéramos que esos temas trillados fueron los mismos que utilizaron aquellos que ya carecían del poder déspota que arrebataron y que solo una guerra o la creación de un conflicto mayor era su única escapatoria.
No inventaron nada y mientras a CFK solo le interesa verse en letras de molde contando historias inventadas acerca de su supuesta lucha detrás de las rejas y su marido, pequeño aprendiz de Lopez Rega, juega a controlar vaya a saber qué muñecos. La Argentina se sigue hundiendo de manera tal que ni salvadores, ni detractores podrán rescatarla.
No inventaron nada y mientras a CFK solo le interesa verse en letras de molde contando historias inventadas acerca de su supuesta lucha detrás de las rejas y su marido, pequeño aprendiz de Lopez Rega, juega a controlar vaya a saber qué muñecos. La Argentina se sigue hundiendo de manera tal que ni salvadores, ni detractores podrán rescatarla.
Alguna vez Juan Pablo II advirtió, ante la masacre de su pueblo cometida por los Nazis, que lo preocupante no era ni la venganza ni la desaparición de los que comandaban semejante atrocidad, sino que después de Hitler vendrían otros y más.
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