Desde que en la Asamblea del año XIII, además de abolirse la esclavitud, se declaró que los títulos nobiliarios no tenían validez en una Argentina contextualizada en una realidad libertaria totalmente latinoamericana, a nadie le quedó la duda acerca de estos temas hasta que en tiempos democráticos y a punto de cumplir el bicentenario de la Patria otra vez debemos rendir preitesía a un Virrey obtuso y caprichoso que se sienta en la punta de la pirámide que él mismo construyó para desde ahí digitar cada uno de los actos que lo sostendrán en el poder.
Por esas cosas del destino y el propio desgaste de una psiquis enferma que le juega una mala pasada en tiempos electorales, hoy El Gran Pinguino está en retirada. Pero es tan peligroso con el poder en las manos como sin él, porque es capaz destruir todo aquellos que sea beneficioso para el crecimiento de una país que no le interesó nunca, en detrimento de todo aquello que pueda servirle de base al que le suceda en su potestad.
Hoy Santa Cruz, después de haberle dado a la Argentina dos presidentes, está inmersa en una parálisis a causa de la mala administración de los recursos y de haber rifado la explotacion de las reservas naturales que le provee grandes ganancias al Estado Nacional.
Hoy sus habitantes no cobran un sueldo acorde a la zona desfaborable en la que viven y deben hacer malabares para pagar los servicios que aún provee el Estado provincial, el cual no da explicaciones acerca del incremento desmedido en sus tarifas. En el resto del país los usuario pagan una cuota a modo de colaboración con los ciudadanos de la patagonia,como parte de sus faturas, y aún así no alcanza para subsidiar el consumo de gas necesario para paliar las condiciones climáticas a las que nos vemos obligados a afrontar.
Este tipo de desprecio convierte a los santacruceños en ciudadanos de segunda tal cual lo hace la corona Británica con los colonos malvinenses. El no tener significancia numérica dentro del padrón electoral hace que Santa Cruz no sea demasiado importante en el espectro electoral y por ello a nivel nacional se le resta importancia.
¿Qué hace el Gobierno para subsanar dicha problemática que desde que el sur es sur se viene padeciendo? ¿Cuál es el nivel de preocupación de nuestro representantes en la Cámara y a quién representan estos señores? Si en el umbral de elecciones legislativas no tenemos ni siquiera un pedido de explicaciones al Ejecutivo con respecto a temas cotidianos como el pago de servicios ¿Qué podemos esperar de temas importantes de la coyuntura social o política?
Dentro de un par de meses deberemos una vez más cumplir con la obligacion constitucional de presentarnos a votar. Será cuestión de replantearnos algunas cosas.