martes, 19 de marzo de 2013

¡No se cuelguen de la sotana!

La elección de un Papa Latino es el aire de renovación que la Iglesia estaba necesitando y la oportunidad merecida del Nuevo Mundo, donde reside el 40 por ciento de toda la feligresía católica. Que ese Papa sea argentino, es el premio mayor que nadie esperaba. Hoy los ojos están puestos en el cono sur y la vieja premonición que auguraba la inversión de los polos de la tierra, quizás se materializó en una postura ideológica que pone en el mapa países aplastados por el poder mundano de los autoproclamados "americanos" excluyendo a los países de menores recursos que los que posee Estados Unidos, dentro de un mismo continente.


Nada es casual porque existen las causalidades. El camino trazado por Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II marcó varios hitos en la grey católica, inclusive bajo la solemnidad y distancia de Benedicto XVI que allanó el camino para que el Papa Francisco se hiciera cargo de los cambios tan aclamados y esperados.
Pero no nos vayamos tan lejos y veamos cómo acusaron recibo (si lo hicieron) los políticos de nuestro país. En primer lugar: Nos siguen sumiendo en nimiedades, en discusiones que nada tienen que ver con lo coyuntural y se alejan cada vez más del eje democrático. En segunda instancia: Aflora la demagogia y ninguno quiere perderse la popularidad de ese cura de barrio que con persistencia, trabajo y con hechos concretos llegó al más alto de los cargos que un mortal puede aspirar.
La presencia de CFK en el Vaticano en medio de una caída de imágen apabullante y ante un año electoral, no es un detalle menor. Infortunadamente, el monstruo que supieron alimentar, accionó contra la imágen papal de manera negativa y rápida tal cual están acostumbrados, pero ésta vez quedaron en evidencia por querer hacerle creer al mundo una de sus tantas mentiras. Justamente un "Jesuita", un cura de las villas, un protector de los que andan de a pie ¿Atacado por los que pregonan la cercanía con los pobres? ¡Algo no encaja en "el relato"!
En el ámbito provincial el mismo gobernador que llegó de la mano de los K al poder en dos oportunidades, en medio de fuertes protestas gremiales y al borde de un estallido social allá por el año 2007, hoy decretó asueto administrativo con motivo de la asunción de Francisco en el Vaticano ¡Qué lejos parecen aquellos días donde el obispo Romanín le imploraba diálogo desde Roca y San Martín! ¡Qué contradictorio es homenajear aquello contra lo que se opuso demasiada fuerza!
En aquel entonces monseñor Juan Carlos Romanín le advería que "Todo reclamo tiene que ser escuchado, recibido y gestionado" y que "Cuando hay un clamor popular grande, no se puede mirar para otro lado", tiempo después un militante del riñón kirchnerista arremetía con su camioneta sobre esa población que se manifestaba en las calles.
En una mítica homilía de cuaresma -parecida a éstas fechas litúrgicas que vivimos en éstos días- el mismo Obispo señaló que "La necesidad urgente de todos los argentinos, en especial los cristianos, es que descubramos mejor nuestras vocación por el bien común y así nos convirtamos de habitantes en ciudadanos, corresponsables de la vida social y política" en sintonía con lo que venimos escuchando de Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa de la Iglesia Universal.
Ojalá acusen recibo de éstos hechos tan presentes, reales y cercanos que nos tocan vivir en la vorágine de lo cotidiano. Nada más esperanzador que alguien con los zapatos gastados en el trono de San Pedro, con el cuero curtido de tanto trajín entre políticos inescrupulosos que utilizan a los pobres con fines proselitistas y sobretodo con mucho amor para dar, que cuando le preguntan "si lo pueden tocar" responde con un beso y que tantas veces puso la otra mejilla, porque en el fondo de su corazón sabía que lo mejor, estaba por llegar.